La hipoteca, se trata más bien de una especie de acuerdo entre dos partes; donde una parte es la persona y la otra parte es cualquier tipo de prestamista o institución que sirva de prestamista.

Este acuerdo, le brinda al prestamista derechos sobre las propiedades de la persona en caso de no pagar el dinero que se le ha prestado más sus intereses.

Las hipotecas pueden ser solicitadas para comprar un bien, o también para pedir dinero a un prestamista sobre el valor de un bien que ya la persona posea.

Elementos de una hipoteca
Todo acuerdo o “contrato” de tipo hipotecario, cumple con tres elementos fundamentales para su formación:
1.     Capital: este representa la cantidad de dinero que se le ha prestado a una persona y que ira pagando poco a poco, dentro de un lapso establecido por el prestamista; hasta cancelar totalmente la deuda.
2.     Plazo: este se refiere a la cantidad de tiempo que ha estipulado el prestamista para completar el pago total de la deuda. Así como también el periodo de tiempo entre cada mensualidad de pago de capital e intereses acordados en el acuerdo.
3.     Tipo de interés: esto significa el dinero extra que debe pagar la persona al prestamista por el dinero prestado. Puede ser fijo durante el periodo de pago; así como también puede cambiar la cantidad a pagar periódicamente.
Tipos de hipotecas
Existen actualmente dos tipos de hipotecas en el mercado, las que son de tipo voluntarias y las que son creadas por la necesidad.
Las hipotecas voluntarias, son aquellas que se solicitan espontáneamente por la persona deudora; aunque también pueden ser aquellas donde exista la obligación de pago por parte de los dueños de los bienes adquiridos.
Las hipotecas necesarias, son las que se crean a partir de la necesidad de pagar para poder cumplir con cualquier tipo de disposición legal sobre el bien.